Si hay algo que el retail nos ha enseñado y sigue haciéndolo día tras día es la importancia de los sentidos. Exactamente, la importancia de apelar a ellos de determinada forma. Y es que, queda demostrado que la forma más efectiva de cautivar al consumidor es cautivando su mente llevándola más allá del alcance de su conciencia. ¿En qué se traduce todo esto? En que, podemos crear un ambiente óptimo y que incite a la compra gracias a los sentidos.
En los años 80, los expertos determinaron que el ser humano es un ser racional y que toma sus decisiones del mismo modo. Llevado al terreno de las ventas y compras, esto se traduce en que el bueno, bonito y barato, en ocasiones, no resulte suficiente. Los estudios de neuromarketing hallaron la solución. Si queríamos modificar la conducta del consumidor, habría que atacar su mente. ¿Cómo? Enviándole estímulos que le provoquen reacciones.
“La forma más efectiva de cautivar al consumidor es cautivando su mente llevándola más allá del alcance de su conciencia”
Cada uno de los 5 sentidos tiene importancia en la generación de experiencias. También para crear en quien los siente las circunstancias idóneas para efectuar una compra. El sector moda es el que más ha aprendido esta lección. La firma estadounidense Abercrombie&Fitch fue pionera en este sentido. Fue en los 90 cuando empezó a experimentar con el marketing sensorial y manipuló luces, música y olores para nublar la razón de quienes entraban en sus tiendas. ¿A qué le ha ayudado todo ello? A que todos seamos capaces de asociar su fragancia, música y decoración a la marca y que comprar en sus tiendas sea una grata experiencia.
Potenciar una imagen de marca y diferenciarla de la competencia es, por tanto, uno de los principales beneficios del marketing sensorial. Pero hay uno aún más importante: nos permite manipular los sentidos para promover la compra.
Cuando compramos, nuestro cerebro segrega serotonina, hormona que nos produce placer. Y el cerebro, que es muy inteligente, retiene en él todos los estímulos que le han hecho sentir esa sensación en ese momento. El olor que se percibía, la música que sonaba, los colores… Como el placer es adictivo, en el momento en que el cerebro vuelva a exponerse a esos estímulos, caerá en la tentación más fácilmente.
La función de los elementos ya no es solo ambientar o entretener, sino hacer que el cliente asocie los estímulos a una marca y a una experiencia agradable y placentera. En la farmacia, debe ocurrir lo mismo. Apelar a los sentidos a través de los colores, de una fragancia determinada, de un hilo musical que provoque determinada sensación…
La farmacia puede aprender del retail sobre este aspecto especialmente del sector de la moda. Es por eso que en Concep· organizamos constantes retail tours en los que nos adentramos en negocios alejados del sector farmacia para nutrirnos e inspirarnos de nuevas ideas y enriquecer nuestros proyectos.